Dear Pacto Por el Mar Menor,
My name is Meredith Frederick and I am an Art teacher in San Diego, CA. Though my physical distance to el Mar Menor may seem extreme, I have grown connected to this mystifying body of water and I am writing to express my interest and recent heartfelt discovery of the beautiful Mar Menor.
The first time I visited el Mar Menor was Christmas of 2014. I greatly anticipated this visit due to the many photographs and memories that were shared with me from a family who has spent generations actively enjoying the water and shores of Los Narejos. I was told stories of enjoying cold beverages in los chiringuitos, cooled off by the breeze of this salty sea, bathing in the warm waters on brutally hot days, being tossed around by the wind while sailing, and exploring the coast with the kayak.
When I first arrived to Los Narejos viewing el mar for the first time, I was struck by the calming quietness of crystal blue water reflecting a cool sunset. I saw the unique characteristics of el Mar Menor, with the long stretch of land, ‘La Manga’ separating the Mediterranean, allowing for a tranquil, warm body of water in which anyone, any age can enjoy. Los chiringuitos were covered and people were enjoying coffees while staring out at the sea. I was only there for a few hours this time, but I could not wait to go back and feel the energy and vibe I had heard so much about in the heat of the summer.
I recently spent this past summer in Madrid studying at the Museo del Prado with a scholarship through the National Endowment of Humanities. I had the privilege of spending long weekends at the Mar Menor where I floated atop of the water taking in the sun, lost a hat and peach to the waves while sailing a Catamaran, and I too explored the coast with the kayak. I was excited to wake up every morning so I could jump into the hot, salty, soothing water and just be. A part from being in the water every day, a memory that stands out the most was when the power went out in the middle of the night and everyone came out of their houses and simply enjoyed each others company and the presence of the sea in the darkness. Some people decided to swim while others just enjoyed the peace.
It is upsetting to think this would not be available to visit and enjoy in the future, and that future generations could not be a part of something so natural and beautiful. It was apparent that this body of water plays such an important role in the lives of those who visit and live there. I admired the active lifestyle that the sea promotes and how the connection with the water encourages a sense of community and responsibility in keeping it clean and a place for everyone to enjoy.
Sincerely,
Meredith Frederick
Querido pacto por el Mar Menor,
Mi nombre es Meredith Frederick y soy profesora de arte en San Diego, California. Aunque mi distancia con el Mar Menor parezca insalvable, me siento conectada con esta inquietante masa de agua y me gustaria escribir para expresar mi interés y reciente descubrimiento del bello Mar Menor.
La primera vez que visite el Mar Menor fue en las Navidades de 2014. Esperaba con ansiedad esta visita debido a las numerosas fotografias que compartió conmigo una familia que ha pasado generaciones disfrutando activamente de las playas y costas de Los Narejos. Me contaron historias sobre cómo distfrutar de una bebida fría en los chiringuitos, cómo refrescarse con la brisa del salado mar, entre baños en sus calidas aguas en días de insufrible calor, zarandeados por el viento mientras navegas, y explorando la costa con una piragua.
La primera vez que vi el mar en Los Narejos, me sorprendió la calma de las aguas azules reflejando una preciosa puesta del sol. Observé las características únicas del Mar Menor, con el largo brazo de tierra, ‘La Manga’ separando el Mediterráneo, permitiendo que la gente de cualquier edad pueda disfrutar el agua tranquila y cálida. Los chiringuitos estaban repletos y la gente disfrutaba de sus cafés mientras miraban el mar. Estuve tan solo unas horas durante esta primera visita, pero estaba deseando volver y sentir la energía y sensaciones que tanto había escuchado sobre el calor veraniego.
El pasado verano lo pasé en Madrid estudiando en El Museo del Prado con una beca del National Endowment of Humanities del Gobierno Estadounidense. Tuve el previlegio de pasar largos fines de semana en el Mar Menor donde me bañé mientras tomaba el sol, perdí un sombrero y un melocotón entre las olas mientras navegaba en un catamarán y tuve la oportunidad de explorar la costa con una piragua. Me encantó leventarme cada mañana y disfrutar del agua antes del mediodía cuando el agua se enturbiaba.
Es molesto y preocupante pensar que esto no va a estar disponible en el futuro y que las próximas generaciones no van a ser parte de algo tan natural y hermoso. Está claro que el Mar Menor forma una parte importante en las vidas de aquellos que lo visitan o viven allí. Admiro el estilo de vida activo que el mar promueve y cómo la conexión con el agua establece una cultura de responabilidad para mantenerlo limpio y que todo el mundo lo pueda disfrutar.
Atentamente,
Meredith Frederick
