SOS Europa

Jerónimo Tristante
Escritor

Es la única opción que nos queda, amigos. Después de ver lo acontecido en esta comunidad autónoma en el último mes en relación con el Mar Menor, cada vez me queda más claro que la salvación ha de venir de fuera, no hay otra. La solución, ya se lo anticipo, no será política -no hay voluntad para solucionar el problema-, sino judicial. Y el día llegará pese a la inconsciencia de ciertos sectores, con la clara complicidad del poder establecido, en continuar con unas actuaciones que dañan la laguna.

Algunos hombres buenos. Afortunadamente, hay en nuestra región gente que lucha para evitar que el mayor impacto ambiental conocido en fechas recientes en el mundo occidental termine por finiquitar definitivamente el Mar Menor. Es cierto que Podemos no es en muchos temas un partido que llegue a la mayoría; pero al menos se les tiene que reconocer una cosa: creen. Son gente que tiene unas ideas y las defienden, son consecuentes. A las otros dos partidos de la oposición hay que agradecerles que se mantuvieron firmes en el apoyo a las enmiendas pese a las brutales presiones recibidas. Pero ojo, no olvidemos que Conesa a punto estuvo de hincar la rodilla y que nos queda por ver hasta dónde llega realmente el compromiso medioambiental de Ciudadanos.

Presiones inaceptables. Lo que se ha vivido aquí con respecto a la aprobación de dichas enmiendas es algo sin precedentes en la historia de nuestra democracia. Las presiones fueron de todo tipo, pero alcanzaron su cenit cuando una organización 'advirtió' por escrito que recurriría a la vía penal incluso con aquellos diputados que votaran a favor. Tal fue el caso de presión inasumible al legislativo, a los representantes de los ciudadanos, que la presidenta de la Asamblea, Rosa Peñalver, tuvo que poner a trabajar a los letrados de la casa en el tema para ver si esas presiones -repito, por escrito y registradas- pudieran ser constitutivas de delito. Aquello fue tan fuerte, que hasta las organizaciones agrarias que se oponen a esas medidas encaminadas a frenar la contaminación del Mar Menor suspendieron sus movilizaciones para ese día en la Asamblea.

La maraña. Hay una maraña político empresarial que controla todo esto. La postura del PP frente al asunto del Mar Menor es clara. Se opone a las enmiendas y ahora no quiere redactar una ley integral que lo proteja. ¿Por qué? Ellos sabrán. Todos nos lo imaginamos. Esa maraña que se opone a cualquier cambio y que pretende que el actual 'status quo' permanezca inalterado, es la que está dañando al Mar Menor. La querella del fiscal Mazanera y, en su momento, la irrupción de la UE en este desmán acabarán por poner a todo el mundo en su sitio. Sabemos, según la querella, que se vierten 4.000 toneladas de nitratos al año. ¿Quién las vierte? Esa es la pregunta del millón. Pero está claro que quien las vierte, pretende seguir haciéndolo. No entra en cabeza humana. Lo lógico sería decir: «hay una querella del fiscal, hay datos, hay políticos ya encausados, habrá indemnizaciones millonarias, cierres de explotaciones y cárcel. Tenemos que parar». Pues no. Pretenden seguir.

El alicatado. Sé lo que pretenden. Que se nos muera. Algún empresario imputadísimo va por ahí ofreciendo brillantes soluciones a los partidos, como abrir las golas a cascoporro. ¡Y le escuchan! Que entre el Mediterráneo a saco y ya no hay problema. Algo parecido barajó el Gobierno regional. ¿Y si lo alicatamos ya de paso? No cabe mayor inconsciencia. Y no reparan en algo: que todo esto es un delito. Un delito continuado. Y que los que han de vigilar, si lo consienten, incurren también en un delito. A tiempo están. Paren. Mientras tanto, a los ciudadanos solo nos cabe esperar que la querella del fiscal siga su curso, que ANSE, Ecologistas en Acción y Greenpeace metan a su maquinaria jurídica en el asunto.

La pelotita. Y mientras tanto, nuestros políticos pasándose la pelota. «Legisla tú»… «No … tú». Imaginen que solidificamos un kilo de nitratos en un paquetito. Y lo colocamos en el parking de un centro comercial. Y ahora añadimos, otro y otro. Así hasta ¡un millón! Eso es lo que cae en el Mar Menor al año. ¿Cuánto espacio ocuparía en el parking un millón de paquetes de un kilo? Y mientras que se pasan la pelota, mientras que ahora pedimos soluciones a Madrid, obviamos y distraemos a la opinión pública de lo verdaderamente importante: que nadie quiere redactar la ley. Es integral, y los políticos no se atreven con unas elecciones por medio. Y el Mar Menor agoniza. ¡Europa, Salvanos!


Artículo publicado en La Verdad el 23 febrero 2018